10 diciembre 2014

Lunar

Siempre me arranco un lunar que no puedo ver... una y otra vez lo olvido, porque no lo veo. Buena táctica para arrancar algunas cosas, las que crecen sobre uno mismo, como hierba en la vereda. De la piel de afuera, de la de adentro, de la piel inversa, de toda superficie, de toda planicie... si es que no las veo.

Este lunar vuelve a crecer... Y así comienza este escrito.

Se sentía tan perdida...
tanto tanto que escuchaba pisadas de gigantes acercándose por la madrugada
gigantes de madrugada
trompetas del centro de la tierra
profundas que aparecían a la mitad de un sueño
las sabía de memoria en su mitad sueño
estallando con sudor de la madrugada
los gigantes de madrugada

Detesto oírlas, decía hacia adentro
hacia adentro del sueño y del cuerpo
turbia la tonada, ritmo siniestro, como un ritmo inverso
como algo que se repite solo para acabar
la respuesta sería: "peor es el silencio".
Lo dijo mientras se callaba.

¿Cuántas veces te fuiste a dormir?
¿cuántas veces fue lo mismo que huir?
y en todas fue lo que no pasó
el camino no te llevó, no perdiste lo que te había perdido
ya no echaste de menos el camino

Le preguntaba a la señora del bar
pero ella guardaba bien el secreto
le dolía cada vez más el cuerpo
se calmaba con sorbos de vino
porque así no salía del sueño
así no salía del camino
solía adelgazar cuando dormía más horas
ella moría por su alcoba, ella tejía tanta paradoja
y cada mañana la devolvían de pie en el camino

No está permitido saber más, eso dijo
no imagines más ¡deja! que el alma aflora
mantén el ritmo o mejor aprende el camino

Le he creído una tarde
cuando su voz ya no temblaba
he caído en que fue buena
pero la fe ciega nunca me encaja
no me ha vuelto a hablar
ahora soy parte de un tejido antiguo
ahora sigo mirando el borde de esa copa húmeda

Este es un tipo de lunar que vuelve a crecer
y también vuelve.

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