08 noviembre 2010

El pasado que nos alimenta





Que cansancio ver las hojas del árbol que se cortan.  Que rutina el presente y  resignación lacerante es el futuro cuando descubrimos el pasado alimentándonos.

El hombre sigue en su mundo con su espacio marginal desde donde extiende sus tentáculos egoístas para destruir lo que le rodea por casualidad. Controlado por sus objetivos famosos e individualistas.

El pasado nos alimenta de maneras diferentes. La memoria prodigiosa de los elefantes y la venganza contra el hombre. El pasado no se puede cambiar, los elefantes no perdonan al hombre que lo mató en el pasado. El sentimiento de rencor crece en la mente del elefante Amboseli. Sus lugares están llenos de recuerdos grises, turbios, rencorosos, impotentes, de muerte, dolor y destrucción causados por el hombre.

[Según los investigadores del Proyecto de Investigación sobre Elefantes Amboseli, de Kenya, estos animales atacan asentamientos humanos como revancha por los ataques sufridos en el pasado a manos del hombre]
El elefante es suficientemente inteligente como para no olvidar tales sucesos, y  también lo es para dar la revancha. En su mente el hombre es una silueta negra sin rostro ni particularidades más que ser el único causante de su dolor. Traumas que se transmiten de generación en generación.

¿Son iguales el hombre y el elefante? ¿Es igual un hombre que asesina a una mamá elefante por algún interés material a un elefante agresivo que mata a un hombre porque su historia y su memoria le dicen que aquel es un peligro?

Qué diría el sabio Kimba. El elefante más grande de África. Cuanta paz se puede salvar con la ausencia del hombre. Cuanto destruyo ese complejo de superioridad tan humano.

Estudios referentes: desorden, estrés post traumático del elefante Amboseli - Revista británica New Scientist 2006.

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