05 abril 2011

INDIVIDUO


Cuando dejamos el individualismo. Dejó de usar el primer pronombre que aprendió, y usó el de ellos. Meditaba cada vez más sobre los lazos transparentes que unen un ser de otro y forman la red más grande en el mundo como telarañas donde los destinos se cruzan y se juegas suertes injustas y tontas... 

El egoísmo empezó a dejarlo cuando observó que lograba ponerse en el pellejo de otras personas con una tele transportación mínima de 5 segundos. 

Dejó de hablar de sus amores, de sus historias; y se metió en los ojos de otros que sufren de verdad y su vida se asemejó a un súper premio gordo, de la que sentía vergüenza  algunas veces. No era doctor, pero cuantas almas calmó de dolor para soportar el sufrimiento de los huesos, la sangre y la carne juntos.

Poco a poco ascendió y su yoísmo se despegaba de él como una piel de anaconda en la que ya no entraba, había crecido… y su nivel de autoestima era tan alto que obtuvo la mejor medalla por amarse asimismo a través de los demás. Sintió ese hormigueo más fuerte que un enamoramiento transformando su pecho en un nudo fuerte de golpes humanos listos para deshacer.

Por fin llegó el día en que entregó algo importante,  verdaderamente importante a un X… ya no era el mismo, ni la misma. Lo había logrado.

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